Con estos treinta y cuatro relatos la autora se ha planteado un objetivo a su medida, un objetivo difícil de no conseguir. Ofrecer una serie de historias jalonadas de desilusiones de todos los tamaños, intercaladas con otras decepcionantes en sí mismas. ¿Existe mejor manera de rendir tributo a este sentimiento esencial? Al leerlas pueden ocurrir dos cosas: que resulten efectivamente defraudadoras, o que no parezcan tan inconsistentes como se esperaba, lo cual sería fuente, asimismo, de decepción. El éxito en la consecución de su propósito está pues garantizado. Se felicita por ello a la espera de que otros tengan a bien felicitarla más adelante.
Podrá no gustar, pero este libro, ténganlo por seguro, decepcionará.